jueves, 5 de febrero de 2015

Regalos de Metro Bilbao

Soy panelista de Metro Bilbao desde su fundación hace 20 años. Desde entonces y desde esta empresa parainstitucional han recurrido a mi humilde persona en numerosas ocasiones para en base a sus cuestionarios conocer un poco mejor al personal que trasladan.
Fue una labor siempre grata y diligentemente acometida por mi parte sin esperar,obviamente, nada a cambio, solo por el mero placer de colaborar mínimamente con una empresa cuya existencia he considerado en todo momento necesaria.
Hace un par de semanas colaboré una vez más mediante una larga encuesta telefónica de Metro Bilbao en relación con lo que es su presente y lo que podría ser su futuro.
Hasta ahí todo correcto; pero, al terminar la encuesta, mi interlocutora me informó muy amablemente de que en unos días podría ir a recoger un "regalo" a una de las oficinas de atención al cliente de que dispone el metropolitano bilbaíno.
Llegado el día acudí a la oficina que me correspondía y cuál no sería mi sorpresa al ver el "regalo" que se me concedía: una gamuza extrafina de las que se utilizan para, por ejemplo, limpiar la pantalla del ordenador, el televisor, etcétera; y cuyo precio en cualquier tienda china suele rondar los 80 céntimos.
En resumen, un "detallazo" para cuya consecución tuve que perder media tarde, puesto que cualquiera de esas oficinas de atención al cliente no están precisamente al lado de casa en un área urbana que ronda el millón de personas.
Y digo yo, si durante 20 años hemos mantenido una perfecta y bien llevada relación ambos sin necesidad de "regalito" alguno, por qué lo han tenido que estropear ahora con algo que no hacía falta y que hizo que le salieran a uno los pocos colores que le quedan al ir a recoger el "premio".
Porque hubiera sido digno de que fotografiaran la cara que se me quedó al ver el "precioso regalo" que me ofrecían en medio de la gente que había en la oficina, incluido el personal que lo entregaba.
No hubiera sido mejor seguir manteniendo una relación plenamente desinteresada como durante dos décadas. Y, sobre todo, ¿a qué ese interés en hacer perder a uno media tarde para recoger una triste gamuza de 80 céntimos? ¿Es que cree esta gente que el tiempo de los demás no vale tanto como el suyo? Por lo demás, felicidades al departamento de márketing de Metro Bilbao por su acertada gestión y por perder, estúpidamente, a un fiel panelista.